miércoles, 7 de mayo de 2014

Yendo a contracorriente: La hegemonía de lo homogéneo



“El hombre solitario es una bestia o un Dios”
Aristóteles

Veréis, os parecerá una tontería, pero a mí me gusta ser yo, es una manía que tengo. Bueno, realmente, es una “pequeña” manía del ser humano. Sentirse único, diferenciarse del resto, verse como un ser individual con capacidades y habilidades propias de cada uno, sean cuales sean. Incluso yo en este momento con este tipo de perorata para empezar me estoy queriendo diferenciar.

La especie humana en sí lo es, y tenemos para elegir, raza, sexo, creencias, vivencias, habilidades, formas de ser, de sentir, de pensar, ay si, de pensar…

No hay que olvidar que en su defecto el ser humano es un ser social que necesita vivir en comunidad, relacionarse, comunicarse, aprender de los demás, a fin de cuentas socializarse, y si quitamos a la familia que es el primer agente social, nos encontramos con el segundo en la lista, la escuela, y entonces llegamos al problema.

Con la mente en todo lo dicho anteriormente deberíamos pensar que la escuela debe ser un lugar plural y abierto donde el niño debe socializar, conocer que existe gente distinta a él, con diferentes opiniones, pensamientos, ideas, y, en definitiva, realizarse como persona.

Pero, ilusos nosotros, víctimas de un sistema jerarquizado que nunca nos vio como personas si no como mecanismos de producción de un mundo capitalista.

La escuela en su amplia mayoría se ha organizado como un sistema homogéneo y dividido por secciones donde lo que ha primado nunca ha sido el desarrollo del alumno, mas bien su capacidad para ejecutar tareas repetitivas y sin conexión con el mundo que le rodea. La repetición lo mata todo, y, por supuesto la escuela no es una excepción. 

El problema es que si estuviéramos hablando de este tipo de escuelas como un hecho aislado o fortuito podría entenderse el error, lo malo viene cuando este es el tipo de escuela que se impone, cuando ella asume su hegemonía por encima del resto.

Pero no la asume porque si, este tipo de escuela agiliza la formación de maquinas e individuos carentes de opinión crítica, si partimos de la base de que todos somos distintos, ¿a quién se le ocurrió que todas las personas a la misma edad íbamos a ser iguales? ¿De quién sería la genial idea de imponer un determinado conocimiento a una determinada edad? ¿De quién sería la idea de matar nuestra individualidad? Sin duda, de alguien muy listo.

Matar nuestra individualidad, nuestras diferencias y en definitiva la heterogeneidad de la raza humana, simplifica muy bien y mucho el hecho de adoctrinar e instruir conductas y pensamientos que favorecen a los que se encuentran arriba de la línea jerárquica. Haciendo posible mantener el control y dominar a las masas. Les permite, en definitiva, ser dioses de un mundo terrenal.

Pero por suerte no todos acataron pasar por el aro calladitos y se dieron cuenta de ello, surgiendo así distintas formas de entender la educación desde un punto mucho más plural y libre, apoyándose en lo heterogéneo de la raza y haciendo hincapié en sus habilidades y capacidades, y en definitiva formando personas y no maquinas.


Apostar por lo heterogéneo, la diversidad y el libre desarrollo (Bien entendido), es apostar por la educación, ese el comienzo de una escuela ideal.




Nacho Lanza Canca









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